‹‹QUATTRO ANNI DI VITA BUTTATI VIA››. Enrico Sacchetti en Buenos Aires (1908-1911)

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Giulia Murace

IIPC-TAREA/Universidad Nacional
de General San Martín - CONICET



Resumen:

En este trabajo se aborda una pequeña pieza de la enorme red internacional de la que participaron los periódicos argentinos de comienzos del siglo XX, poniendo en foco la obra de Enrico Sacchetti (1877-1967) en el país. Artista italiano, desarrolló su actividad principalmente como dibujante en diarios y revistas y como ilustrador de libros. Entre 1908 y 1911 se encontró en Buenos Aires, contratado por El Diario de Manuel Laínez, donde no solamente se desempeñó como dibujante en la revista La Vida Moderna, sino también en otros medios, involucrándose activamente en la vida cultural porteña.



Palabras clave: Enrico Sacchetti, Revistas ilustradas argentinas, Caricatura, Principios del siglo XX.



Abstract:

This paper attempts to give an account of a small piece of the enormous international network to which the Argentine newspapers participated in the early twentieth century, highlighting the work of Enrico Sacchetti (1877-1967) in the country. Sacchetti was an Italian artist that developed his activity mainly as an illustrator in newspapers, magazines and books. Between 1908 and 1911 he was in Buenos Aires, hired by El Diario, where he not only work as an illustrator in the magazine La Vida Moderna but also in other media, participating in the cultural life of the city.



Keywords: Enrico Sacchetti, Argentine illustrated magazines, Caricature, Early twentieth century.



In America rimasi quattro anni e ringrazio Iddio di non esserci stato di più. Quattro anni di vita buttati via

(Sacchetti 1935, p. 118)



Fue tal vez esta seca y definitiva descripción de su vida en Argentina la que hizo prevalecer en los escritos sobre Enrico Sacchetti1 un silencio general acerca de su actividad entre los años 1908 y 1911. Pero, ¿fueron realmente cuatro años tirados? Durante su permanencia en Buenos Aires, el lápiz de Sacchetti ilustró múltiples publicaciones periódicas argentinas y, no obstante hacia el final de su estadía escribiera a Ugo Ojetti que en aquella ciudad vivía “malvolentieri”2, se podría afirmar que fue aquél el comienzo de su verdadera fortuna internacional. Es difícil juzgar a distancia de tanto tiempo estas sensaciones personales, como así también las poco felices afirmaciones que algunos años después de su regreso a Europa el artículo de G. Fanciulli en Emporium (1919) reservó a la paréntesis bonaerense de Sacchetti:

Gli anni di vita americana costituiscono una curiosa parentesi nella memoria di Sacchetti. ‘Mi ricordo soltanto – vi dice – di aver dormito immensamente’. Nelle prime ventiquattr’ore intese che in Argentina non c’era nulla da fare; eccessivo era lo squilibrio fra la sua anima di fiorentino antico e quella civiltà piantata nel terriccio appena smosso, variopinta e monotona, frenetica e infantile; eccessivo lo squilibrio fra la sua arte originale, pensosa, e le imitazioni, le improvvisazioni che lì erano apprezzate. Pensò di tornar via col medesimo piroscafo che l’aveva portato; poi si distrasse un momento... e ripartì solamente quattro anni dopo (p.22).3

En este trabajo, se intenta rescatar la labor de Enrico Sacchetti en Buenos Aires y darle nueva luz, considerado el hecho de que en las biografías del artista, los años pasados en la ciudad platense se resuelven casi siempre en un renglón o dos de simples datos, como para rellenar un vacío cronológico inexplicable de otros modos. Por un lado, intentando suplir esta falencia en la literatura artística italiana dedicada al tema, se quiere evidenciar la importancia de estudiar la historia en manera conectada para que los acontecimientos histórico-artísticos de un lado y del otro del Atlántico no se desvanezcan en cerradas historias locales. Por el otro, la breve presencia de Sacchetti en el país se presenta como una pieza más de la amplísima red de relaciones internacionales tejidas en el paso de los siglos XIX al XX por la República Argentina.

Las circunstancias que llevaron a Sacchetti a atravesar el océano no se conocen con exactitud. Las biografías italianas remiten el dato de que en 1908 le llegó una propuesta de colaboración a El Diario, incluido un buen estipendio y el pasaje en barco para Buenos Aires.4 El director y fundador de El Diario, Manuel Laínez, era un personaje ligado por vínculos familiares a Miguel Cané, había viajado por Europa y estaba perfectamente informado de los acontecimientos mundiales. Su diario empezó a editar, a partir de principios del siglo XX, algunas revistas que por distintos motivos fueron de gran relevancia para la historia de la cultura impresa en Argentina.5 Una de ellas fue La Vida Moderna. Semanario – magazine argentino, iniciativa de Arturo y Aurelio Giménez Pastor. Escritor y crítico uno, artista el otro, la dirigieron desde su nacimiento en 1907 hasta la muerte de Aurelio, en 1910.6

Es probable que en realidad la oferta de trabajo transoceánica viniera efectivamente de la editorial de El Diario pero para colaborar a la recién nacida revista ilustrada, ya que es ahí que aparecen en forma más seguida caricaturas con su firma.7 Sacchetti llegaba a Buenos Aires con una fama de caricaturista consolidada gracias a las importantes colaboraciones con Verde e Azzurro y, sobre todo, Il Teatro Illustrato, dos revistas culturales milanesas cuya amplia difusión suscitó los primeros imitadores de su peculiar estilo gráfico (Fanciulli, 1919, p.22).8

Sacchetti años más tarde, consciente y orgulloso de sus éxitos, explicaba la filosofía que subyacía a sus obras:

È opinione corrente (l’opinione di chi pensa con economia) che per fare la caricatura di un individuo basti rappresentarlo esagerando i suoi difetti fisici o tutt’al più esasperandone certi caratteri fisionomici. Così un naso lungo diventa chilometrico, d’una bocca un po’ larga se ne fa un forno e via di seguito. Ma la caricatura intesa a questo modo non è che uno scherzo innocente e spesso arbitrario. E se si limitasse davvero a questo gioco leggero dovrebbe rinunciare ad attaccare la bellezza. […] Un vero umorista del disegno, quando fa la caricatura d’una persona, non si interessa che mediocremente al ridicolo fisico giacché il suo vero compito non è di commentare e rappresentare il ridicolo quando è evidente ma di scoprirlo e rivelarlo anche e soprattutto quando meno appare. Per questo, intesa ed esercitata così, la caricatura è un’arte (Sacchetti, 1942 en Bibolotti, Calotti, 2003, p.46).

El arte del caricaturista según él, era entonces aquel de describir hurgando más allá de la superficie, de indagar la personalidad, de observar, pese a la importancia del sujeto retratado. Y a la Caricatura le atribuía una noble tarea: hermana menor de las grandes artes figurativas era l’enfant terrible de la familia, quien decía cándidamente lo que los grandes retratistas contemporáneos ya no osaban o no sabían decir. Por este motivo la caricatura personal “o per lo meno la sua funzione sociale” nació cuando los retratistas “perduta la bella libertà e spregiudicatezza degli antichi, si son ridotti tutti o quasi tutti a far opera cortigianesca e lusinghiera” (Sacchetti, 1942 en Bibolotti, Calotti, 2003, p.45). El caricaturizado podía ser un rey o un santo, pero no por eso el artista había de corregir o esconder las desarmonías de su modelo, dado que “il caricaturista capisce un uomo, e aiuta gli altri a capirlo, perché riesce a rubargli il suo più geloso segreto: la dissonanza, appunto” (Sacchetti, 1942 en Bibolotti, Calotti, 2003, p.47).

Así, directas y sutiles, aparecieron también sus caricaturas en La Vida Moderna, casi siempre retratos de personajes que protagonizaban la escena cultural de la capital argentina. En el fondo, su carrera se había construido sobre la búsqueda de l’uomo celebre (Sacchetti, 1942 en Bibolotti, Calotti, 2003, p.46). La Vida Moderna era un magazine de un número de páginas relevante (en promedio alrededor de cuarenta), que desde su primera aparición denotaba una gran similitud con la más popular Caras y Caretas, en la cual los hermanos Giménez Pastor trabajaron muchos años.9 Las publicaciones eran muy heterogéneas y configuraban una revista de interés general, reuniendo firmas muy variadas.10 En los reportajes se abordaban noticias de todo el mundo, con un uso extenso de la fotografía y probablemente se hacían fuertes las relaciones de correspondencia que tenía El Diario mismo para poder llegar a cubrir un espacio geográfico muy vasto. Cabe destacar la gran apertura de la revista desde sus comienzos, además de ofrecer traducciones de cuentos extranjeros y crónica del mundo, fue la primera en publicar historietas norteamericanas en la Argentina, como es señalado por José María Gutiérrez en un reciente artículo (2014). Fue, además, una publicación atenta a la situación política, la mayoría de las veces objeto de ataques satíricos sobre todo en las ilustraciones de tapa, debidas a los lápices del mismo Aurelio Giménez y de Juan Carlos Alonso en los primeros números, a los cuales se fueron agregando Pedro de Rojas, Pedro Navarrete, Federico Ribas y el mismo Sacchetti.



Enrico Sacchetti y las revistas porteñas

Examinando los años 1908-1911, se evidencia una suerte de altibajo de la presencia de Sacchetti en la revista. En el primer trimestre de 1908, el italiano caricaturizó sobre todo personajes políticos [Fig. 1] llegando incluso a dibujar alegorías satíricas de la patria argentina, en un momento en el cual la misma revista parecía debatir en formas explícitas – más de lo que hizo sucesivamente – la situación política del país. El 13 de febrero de 1908 (La Vida Moderna, 1908, a. II n.44) Sacchetti firmaba la tapa representante una Medusa con gorro friso que se convierte en el modelo de cuño de las monedas para pagar el nuevo presupuesto [Fig. 2].

Fig. 1: Victor Emanuel III, La Vida Moderna, 9 de enero de 1908, a. II n. 39

Fig. 2: Tapa de La Vida Moderna, 13 de febrero de 1908, a. II n. 44

 

 

Mientras que en una página del número 46 (La Vida Moderna, 1908, a. II, n.46) del mismo año ironizaba sobre las capacidades de Figueroa Alcorta de sostener la presidencia [Fig. 3].



Fig. 3: La Vida Moderna, 27 de febrero de 1908, a. II n. 46



Los primeros dibujos de temática teatral que Sacchetti realizó para el semanario aparecieron en 1909. Florencio Sánchez, el dramaturgo que renovó el teatro rioplatense, es representado en su silouette esquelética (La Vida Moderna, 1909, a. III, n.100), con sus particulares rasgos faciales anticipando en lápiz lo que diría de él Roberto Giusti en 1920: “Alto, flaco, encorvado, con aquella cara mansa y algo aindiada a la que los ojos saltones y encapotados, el labio inferior caído y la mandíbula larga daban cierto aire de bobería” (p.60) [Fig. 4].



Fig. 4: Florencio Sánchez, La Vida Moderna, 10 de marzo de 1909, a. III, n.100

Fig. 5: Lida Borrelli, La Vida Moderna, 8 de septiembre de 1909, a. III n. 126



La caricatura de la melancólica Lida Borrelli es acompañada por el texto “La Borrelli y su belleza” (La Vida Moderna, 1909, a.III n.126), que es casi una ekphrasis de la misma: “La Borelli tiene, sin duda, su belleza propia; […] La casi enjuta figura, el perfil bastante acentuado en las depresiones y la tensión doliente y por demás lánguida de los ojos no dan la sensación de armoniosa y estable plenitud que corresponde a aquel concepto” [Fig. 5]. Pero también el hoy casi olvidado barítono Eugenio Giraldosi, inventor del célebre personaje del barón Scarpia de la Tosca de Puccini, mereció una caricatura (La Vida Moderna,1908, a. II, n.56, p. 17); como Eugenia Burzio, corpulenta soprano de voz potente (La Vida Moderna, 1908, a. II, n.56, p. 16).

Estos son solo algunos ejemplos, pero bien muestran la capacidad del artista en capturar la psicología del personaje retratado, y explican el valor de la Caricatura por el mismo Sacchetti. En 1910, su presencia en las páginas del periódico fue más continuada y adquirió mayor importancia visual, gracias a la realización de algunas tapas e ilustraciones en página doble. En este momento, volvió a incursionar en la temática de la política y de la economía argentina. Aparecen, por ejemplo, tres tapas consecutivas en el mes de abril con la caricatura a toda página de personalidades ligadas al mundo de los bancos. Los dos gerentes del Banco de Italia y Río de la Plata, Ezio Bertelli y José Bernasconi (La Vida Moderna, 1910, a. IV, n.157 y n.159) están dibujados con una técnica que Sacchetti supo explotar exitosamente, la del carboncillo, que tanta intensidad psicológica daba a las figuras, desde el mofletudo Bertelli dibujado como un hombre risueño y bonachón al rostro puntiagudo de un temible Bernasconi, de mirada decidida y fulminante [Fig. 6-7].



Fig. 6: Gente conocida. Ezio Bertelli, La Vida Moderna, 13 de abril de 1910, a. IV, n.157

Fig. 7: Gente conocida. José Bernasconi, La Vida Moderna, 27 de abril de 1910, a. IV, n.159



Trazado a pluma, a figura entera, en cambio, el señor Lorenzo Pellerano está representado en su cargo de director del Banco de la Provincia (La Vida Moderna, a. IV, n.158), pero con los atributos que le eran más acordes, los del coleccionista de arte [Fig. 8]. Algunos meses más tarde, la última caricatura que Sacchetti realizó para la revista durante su estadía bonaerense fue la de Manuel de Iriondo, nombrado aquel año director del Banco de la Nación, cuya leyenda recitaba “Manuel de Iriondo ministro de las finanzas alegres” (La Vida Moderna, a. IV, n.182).



Fig. 8 : Gente conocida. Lorenzo Pellerano, La Vida Moderna, 20 de abril 1910, a. IV, n.158



El magazine de Arturo y Aurelio Giménez Pastor fue muy atento a todos los acontecimientos culturales, por lo tanto una gran relevancia tuvieron los festejos del primer Centenario de la Revolución de Mayo y entre ellos primó la Exposición Internacional de Arte.11 A lo largo de 1910 hubo reportajes fotográficos de los diversos certámenes y se reprodujeron dibujos de Federico Ribas – joven artista español llegado a Buenos Aires el año anterior y de inmediato colaborador de varias revistas porteñas – que ironizaban sobre la proliferación de monumentos y de conferencias eruditas; caricaturas de los conferencistas ilustres por Alonso y de las obras de arte internacionales por Ortiga. Sacchetti eligió representar tanto la presencia de Italia en las celebraciones a través de los retratos de políticos en visita oficial,12 como el arte argentino, encarnado en la figura soberbia y ostentosa de Cesáreo Bernaldo de Quirós (La Vida Moderna, 1910, a. IV, n.181), que en aquel certamen acababa de tener su consagración.13

Sin embargo, el teatro siguió siendo el ámbito que mayormente exploró en los años bonaerenses y en el que tan eficaz resultó en sus ilustraciones. En 1910 aparecieron dos preciosas caricaturas grupales a doble página. La primera, donde se despliegan a figura entera seis empresarios teatrales14, está acompañada por un texto irónico que de nuevo funciona como representación verbal de los personajes dibujados, en sus particularidades y en sus extravagancias (La Vida Moderna, 1910, a. IV, n.160). En la segunda figuran los críticos teatrales, los cuales ocupan de margen a margen la doble página en una suerte de instantánea: Arturo Giménez Pastor, Angelo di Napoli Vita, Barrenechea, la Señora Baroffio, Joaquín de Vedia, Romaniello, Pachierotti, Gismondi y Mastrojani, están ahí todos juntos, casi como en un casual encuentro por las calles de Buenos Aires, cada uno con la actitud que lo distingue (La Vida Moderna, 1910, a. IV, n.170).

Sacchetti fue también activo participante de aquella movida cultural que fue sujeto predilecto de sus obras. Al poco tiempo de haber desembarcado en Buenos Aires, tomaba parte en la segunda exposición del Blanco y Negro organizada por el grupo Nexus en las salas de la galería Witcomb en abril de 1908. En una polémica nota dedicada a la muestra La Nación recordaba (16/04/1908):

Sachetti, el notable caricaturista italiano que desde hace algunos meses reside entre nosotros, ha presentado catorce dibujos. Algunos son inéditos, otros son los originales de las caricaturas publicadas en distintos periódicos. Todas afirman un talento vigoroso y personalísimo, admirablemente dotado para sorprender y fijar los rasgos sintéticos de la personalidad física. Desde luego llama la atención la sencillez de recursos empleados en su arte. Allí, ante sus originales, se aprecia mejor el simplicismo que tanto preocupa en las reproducciones.15

Es muy plausible que Sacchetti hubiese estado en contacto con algunos de los integrantes del grupo Nexus desde sus años de colaboración con el periódico romano L’Avanti! della Domenica (1904-1905). En estos mismos años en el semanario dirigido por Vittorio Piva colaboró también Alberto María Rossi y a la misma altura cronológica en la ciudad eterna estaban activos numerosos artistas sudamericanos, entre los cuales los argentinos Pio Collivadino, pintor que había ya alcanzado un cierto renombre en el ambiente romano, Carlos Ripamonte, Arturo Dresco y Cesareo Bernaldo de Quirós.16

La colaboración de Sacchetti con L’Avanti! della Domenica, suplemento dominical del diario socialista L’Avanti!, dirigido por Vittorio Piva (Bolpagni, 2009) interesa aquí sobre todo porque permite un acercamiento a la ideología del artista toscano. En la revista de Piva, dejando de lado el espectáculo en sus formas más mundanas, publicó algunas de sus caricaturas más comprometidas.17 El semanario tenía una política estética no combativa ni explícitamente partidaria, no obstante no fuera indiferente a la ideología del diario padre, dando largo espacio a obras gráficas del llamado arte social a veces de abierta denuncia. Vittorio Piva mismo afirmaba en las páginas de la revista que el arte tenía una función social, alineándose con las recientes teorías de l’art au point de vue sociologique de Jean Marie Guyau, que circulaban ampliamente en la península gracias a los escritos de Vittore Grubicy y Ugo Ojetti entre otros (Damigella, 1981 y De Lorenzi, 2004).

En este sentido pueden leerse también las breves colaboraciones de Sacchetti con las revistas porteñas Ideas y Figuras y Libre Palabra. Esta última, dirigida por Tito Livio Foppa y Rodolfo González Pacheco, revista de lucha de muy corta vida – se publicaron solamente cuatro números entre diciembre de 1911 y enero de 1912 – eligió la caricatura de Maksim Gor’kij firmada por Enrico Sacchetti para ilustrar la tapa de su primer número. No inédito, ya que se había publicado en la tapa de L’Avanti! della Domenica del 19 de febrero de 1905, declaraba una cercanía cultural e ideológica de la neonata revista platense con el escritor ruso y la causa revolucionaria. Libre Palabra era un “periódico de ideas” como recita su subtítulo, de salida semanal que abarcaba tanto el ámbito político como del literario y artístico, tenía una reseña teatral de página entera y aparecían otras ilustraciones a lo largo del número, algunas aisladas otras de acompañamiento visual al texto. Una revista de pocas páginas, con una difusión de textos y dibujos variados donde la ideología anarquista era el común denominador.

Más sofisticada y con un programa estético bien definido resultó ser, en cambio, la revista Ideas y Figuras, dirigida por Alberto Ghiraldo, que apareció el primero de mayo de 1909, de larga duración, aunque no siempre de constante salida, cesó su publicación en 1916.18 Los estudios que ya largamente investigaron sobre la revista (Rey, 2007; Minguzzi, 2014) y su director (Malosetti Costa, Plante 2009) pusieron en relieve como Ghiraldo tenía claro el proyecto de hacer dialogar imagen y texto poniendo en práctica los enunciados de Guyau sobre la función social del arte. “Ideas y Figuras, desde sus primeros números propone el desarrollo de un problema social, ético o moral a través de imágenes. […] No importa cuál fue el contexto de producción de la obra o si ella fue creada con las mismas motivaciones que movió a la publicación, el conjunto se resignifica” explica Rey (2007, p.8).

Es sintomático que Enrico Sacchetti fuera el autor del dibujo que apareció en el número de lanzamiento de la revista de Ghiraldo (Ideas y figuras, a.1 n.0).19 Este número funcionó como una pieza fundamental de la performance que el director de la revista puso en escena durante la manifestación anarquista del primero de mayo de 1909.20 Era un folleto de seis páginas, sin ninguna declaración de principios ni un manifiesto inaugural, que introducía el nuevo emprendimiento editorial. El dibujo de Sacchetti ocupaba la doble página central, enmarcando la composición poética de Ghiraldo.

Este dibujo es muy singular y distinto de la producción contemporánea de Sacchetti, y casi con seguridad fue delineado bajo la guía de Ghiraldo mismo, como ilustración de su escrito. “Las horcas florecidas” es el título que engloba tanto la representación gráfica como aquella textual. Por un lado una imagen estilizada, de pocos elementos, pero con mucha carga simbólica y emotiva: un cuerpo de hombre decapitado yace al lado de una horca que cuelga como si fuera una rama de un árbol lleno de hojas y de vida. Brota sangre de su cuello y como una cascada cae hacia los pies del árbol donde un putto arrodillado con alas casi diabólicas la recoge en un cuenco. En la lejanía una guillotina. Por el otro, el texto, titulado simplemente “1º de mayo” explica en poesía su significado, haciendo explicita la correspondencia entre los mártires cristianos y aquellos de Chicago, analogía visual inmediatamente resaltada por el dibujo.21 Aquí Sacchetti mostró toda su habilidad con el carboncillo y con la composición, sin renunciar a aquel matiz caricatural que le era tan propio.

Entre los números que el folleto de lanzamiento anunciaba, el número 4 tenía como tema “las profesiones ridículas”, y debía ser editado por Enrico Sacchetti y Joaquín de Vedia. A la hora de salir, ese número se transformó en “Patriotas de hoy” por José María Cao. Mientras que la firma de Sacchetti apareció nuevamente en el número 15 del 28 de septiembre de 1909, dedicado a los “Tipos de teatro”.22 Una emblemática tapa reproducía las caricaturas de Eleonora Duse y Gabriele D’Annunzio como dos máscaras atadas y colgadas a la pared. La Diva y el Vate, están perfectamente capturados en su relación de amor y odio, de acercamiento y desprecio a la vez, con una fineza psicológica del trato que es el sello del arte de Sacchetti. Las caricaturas en forma de máscaras son casi la enseña de su pensamiento artístico, de su mayor inquietud: la de capire.23 Ya anciano, declaraba: “l’artista non si può contentare di copiare quella maschera che gli uomini si mettono sul viso per recitare la commedia della loro vita. È così trasparente per lui quella maschera che, qualche volta, non la vede neppure. Invece vuol proprio sapere come è fatto dentro e fuori quell’uomo che gli posa davanti” (Sacchetti, 1947 citado por Pallottino en Bibolotti, Calotti 2003).



Conclusión

La producción gráfica de Enrico Sacchetti fruto de la constante colaboración con el semanario ilustrado de El Diario, y de las otras esporádicas colaboraciones con revistas argentinas, declara, sin necesidad de intermediarios, las relaciones internacionales que tanto la prensa como el mundo de la cultura en general vivía en este comienzo de siglo. Las caricaturas del artista italiano lo muestran cada vez más involucrado en la vida porteña y al mismo tiempo muestran una gran variedad de personajes extranjeros que se movían alrededor de la cultura teatral y artística de la ciudad.

Se podría decir, parafraseando las palabras de Stefan Zweig, que probablemente nada contribuyó tanto a la movilidad intelectual y a la orientación internacional sea del austriaco, del francés o del argentino, como la facilidad que éstos tenían para estar informados sobre los acontecimientos mundiales desde las mesas de un cualquier café de la ciudad (citado por Charle 2006, p.4). Sin embargo, esta “unificación cultural” (Charle 2006, p.4) se volvió también visual gracias a la publicación masiva de la prensa ilustrada a partir de finales del siglo XIX. Enrico Sacchetti llegó a Buenos Aires en el momento en que la publicación de revistas culturales empezaba a crecer en forma exponencial por cantidad y calidad tanto de información como de imagen. La caricatura y el dibujo satírico iban perfeccionándose y se puede afirmar que Sacchetti tiene derecho a un pequeño lugar en la historia de la ilustración argentina24.



Bibliografía de referencia

Bellas Artes. Exposición de Blanco y negro” en La Nación, 16 abril 1908, Buenos Aires

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-------. (1947), Capire, Florencia: L’Arco

1 Nacido en Roma de familia florentina en 1877, su educación artística fue mérito del padre, pintor aficionado quien nunca renunció a su trabajo administrativo. Sacchetti, después de haber terminado la escuela secundaria decidió irse a Florencia, donde transcurrió algunos años de juventud errabunda, no del todo convencido que el arte sería su trabajo para toda la vida. Empezó a trabajar por el periódico Bruscolo, luego se mudó a Milán, alcanzando Libero Andreotti su amigo fraterno. Ahí comenzó a construirse una cierta fama gracias a la colaboración con algunos periódicos ilustrados: Verde e Azzurro y Teatro Illustrato entre otros. En 1905 realizó los dibujos para Le roi bombance de Filippo Marinetti. Otra colaboración importante antes de zarpar para la Argentina fue con la revista romana L’Avanti!della Domenica. A su regreso a Europa, en 1911, después de un brevísimo periodo en Italia se mudó a París donde operó con gran éxito desde 1912 a 1914, cuando con el estallido de la primera guerra mundial volvió a Italia. A partir de estos años Sacchetti a la profesión de artista unió la de escritor que mantuvo hasta su muerte en 1967. Cfr. Bibolotti, Calotti 2003. Para una historia de la ilustración en Italia se vea Pallottino (2010).

2 Carta de Enrico Sacchetti a Ugo Ojetti, 15 de junio de 1911, Roma, Archivos de la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporanea, Fondo Ojetti, Correspondencia Sacchetti, fasc. 1907-1929

3 Este mismo texto, ha sido traducido y publicado en el mismo año a distancia de seis meses en Augusta. Revista de arte, vol. 2, n.13, junio 1919, Buenos Aires, pp.264-268 omitiendo naturalmente este párrafo. La dificultad de analizar estas palabras surge del hecho que en la primera mitad del siglo XX, muchos de los testimonios de viajeros italianos al Plata, tuvieron sentimientos contrastantes y a veces pronunciaron duras palabras sobre la Argentina – movidos por la constatación de la forma en que venían considerados y de la vida que tenían los italianos en la República. Algunos ejemplos se encuentran investigados por Gallinari, 2009.

4 Sacchetti mismo, en una de las piezas autobiográficas que intercala en su libro sobre el escultor y amigo Libero Andreotti, cuenta de haber recibido la propuesta desde Buenos Aires: “Un giorno mi arrivò da Buenos Aires una lettera con la proposta d’andare laggiù a far caricature per una rivista argentina. Se accettavo, mi avrebbero mandato mille lire e il passaggio in seconda su di un piroscafo. Risposi di sì e, quando ebbi le mille lire e il passaggio, partii. […] Senza nessun programma. Sarei rimasto laggiù? Sarei tornato? Queste domande non me le feci.” (Sacchetti, 1935, p.117). La biografía escrita por Roberto Pace en Di Castro (1980, p.49) menciona el dato que la propuesta llegaba desde El Diario de Buenos Aires. Sacchetti en una carta que envía a Ugo Ojetti en los primeros meses de estadía argentina, deja como dirección de contacto la redacción de El Diario (Carta de Enrico Sacchetti a Ugo Ojetti, s.f., Roma, Archivos de la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporanea, Fondo Ojetti, Correspondencia Sacchetti, fasc. 1907-1929)

5 No hay muchas noticias bibliográficas sobre la Editorial Lainez. Seguramente la revista Tit-bits que salió en 1909 fue una de las primeras en ser publicadas, aunque a lo largo de la primera mitad del siglo XX fueron publicadas por esta editorial un número creciente de periódicos dedicados a la historieta. En Que es la caricatura, Ramón Columba (1959) afirma que La vida moderna se editaba por El Diario de Manuel Laínez.

6 Acompañaban el título de la revista los nombres de Arturo y Aurelio Giménez Pastor en cualidad de directores desde el primer número, 18 de abril 1907, hasta el mes de marzo de 1910. A partir de abril de 1910 hubo probablemente un cambio en la redacción, sin embargo la revista se publicó sin mencionar ningún director hasta el 8 de noviembre de 1910, cuando aparecen Rodolfo de Puga como director y Pedro de Rojas como director artístico. Este directorio se mantendrá muy poco, hasta el cambio – también en el formato, que se reduce de la mitad – el 12 de julio de 1911, cuando aparece el nombre de J. Pérez Carmena como director-gerente.

7 El Diario como la mayoría de las publicaciones diarias, contenía raramente ilustraciones – y la mayoría de ellas se reducían a pequeñas viñetas.

8 Es aquí importante destacar que la revista milanés Il teatro illustrato fue el órgano de la Sociedad Teatral Italo-Argentina, fundada por el empresario teatral Walter Mocchi en Buenos Aires en 1907 – financiador de la misma revista y un personaje muy importantes en los vínculos culturales entre Italia y Argentina.

9 También el precio, de 10 centavos los primeros tres años y de 15 a partir de 1910, emulaba el de Caras y Caretas.

10 Entre otras aparecen las firmas de: Vicente Rossi, uruguayo, con el seudónimo de William Wilson escribió algunos cuentos policiales; de Máximo Torres (Carlos Máximo Maeso Torres), otro uruguayo; José de Maturana, poeta y dramaturgo argentino; se publicaron algunos cuentos de Maude Mason Austin escritora estadounidense; algunos poemas de Leopoldo Lugones; Los gauchos judíos de Alberto Gerchunoff. Además se publicaron muchos policiales extranjeros, como los célebres de Arthur Conan Doyle y las aventuras de Nick Carter por John Coryell.

11 El número 172 del 27 de julio de 1910 aparece con una ilustración de tapa de Pedro de Rojas representante el público de la exposición de arte. Sin embargo todos los números de este año contienen una alusión a los festejos para el Centenario, ya sea en una nota, en un dibujo o en las palabras satíricas de la sección “Mirando Pasar”.

12 Fueron estos el diputado Ferdinando Martini, enviado especial en representación del rey Vittorio Emanuele III (La Vida Moderna, 1910, a. IV, n.163) y el conde Vincenzo Macchi di Cellere,embajador italiano en la Argentina (La Vida Moderna, 1910, a. IV, n.175)

13 Quirós fue el artista argentino mejor representado en la exhibición donde una sala entera fue destinada a sus 26 pinturas, obteniendo también una medalla de oro. El año anterior Sacchetti había hecho la caricatura del escultor Victor de Pol, italiano argentinizado en un artículo que presentaba su labor en la ciudad platense (La Vida Moderna, 1909, a. III, n.126). Otras caricaturas argentinas del mundo de la cultura son la de Ricardo Rojas, otra de las tapas aparecidas en los meses de los festejos del Centenario (La Vida Moderna, 1910, a. IV, n. 170).

14 Son estos Nino Barnabei, Ducci, Faustino da Rosa, Ambrosini de Milán, Paradossi y Longinotti.

15 “Los dibujos de Sachetti constituyen sin duda una de las notas más interesantes de este conjunto”, continuaba el diario, después de haber polemizado contra la organización de la exposición ya que no se había logrado el objetivo de la llamada de libre participación: no solo muchos artistas de renombre habían sido rechazados, sino que además no se encontraba variedad de técnicas como debería ser en una exposición de blanco y negro. Solo se exhibían dibujos, excepción una litografía de Alberto María Rossi.

16 Estos artistas fueron los que, en Roma, fundaron el grupo Nexus. Cfr. Malosetti Costa, 2006, pp.69-86

17 Siempre con sutileza caricatural, como es su estilo, Enrico Sacchetti retrató a hombres de grande relevancia, como los millonarios norteamericanos, polemizando con el momento de crisis que estaba atravesando claramente Italia o el rey de España. También dedica una ilustración a Maxim Gorky gran símbolo de pensamiento libre e igualitario, a Ada Negri, poeta y socialista en esos años (más tarde adhirió al fascismo), símbolo de emancipación de la mujer. (Bolpagni, 2008, Regesto)

18 Hay que precisar que desde 1909 a 1916 se publicaron 136 números de Ideas y Figuras en Buenos Aires, mientras que a partir de 1918 y hasta 1919, salieron en Madrid 11 números. Minguzzi, 2014, p. 9

19 La revista Ideas y Figuras se encuentra digitalizada en la página: http://americalee.cedinci.org/portfolio-items/ideas-y-figuras/

20 Rey (2007, p.1) cuenta que “en Plaza Lorea […] Ghiraldo y algunos de sus compañeros volantearon un folleto anunciando la publicación de la revista, donde se detalla el contenido de los cinco primeros números”. Sacchetti en una carta sin fecha enviada a Ugo Ojetti quien probablemente en un escrito había recordado sus pasadas simpatías anarquistas, responde que: “Tu parli poi d’una mia crisi d’anarchismo e mezzo romanticismo ecc ecc da me sofferto in America tra il 1907 e il 1911. Ma no! Quello stato d’animo di cui parli è fondamentale e irriducibile!”. (Roma, Archivos de la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporanea, Fondo Ojetti, Correspondencia Sacchetti, fasc. 1907-1929).

21 “La sangre de los mártires, ardiente, / Regando ideas [re]voleó en la entraña / De una tierra [incomprensible] que tenía/ El aspecto de [falta] y de bárbara. … En la noche social que nos circunda / Ello sellaron la virtual palabra / Con un gesto más grande que el de Cristo: / ¡Sembraron más, la mano fue más larga!

22 Los textos de este número de Luigi Rasi – crítico teatral quien escribe un texto sobre Sacchetti; y otros de Enrique Banchs, José de Maturana, Fernando Márquez, Vicente Medina, A. O. Olivetti, Evar Méndez, Marino Brais. Todos conciernen el tema teatral.

23 Que será también el título de un libro editado en 1947. Cfr. Sacchetti 1947

24 Algunas dudas todavía no han sido resueltas y seguramente fueron muchas más las colaboraciones de Sacchetti con la prensa ilustrada argentina. Existen algunos dibujos en la colección de familia, por ejemplo, fechados 1908 y que muy de cerca recuerdan algunas de las ilustraciones publicadas en La Vida Moderna, de las cuales sin embargo no se conoce el destino final. Cfr. Bibolotti, Calotti 2003, pp. 28, 29, 54, 58. Además, este trabajo abrió nuevas puertas a la investigación sobre la presencia de otros críticos y artistas italianos en la prensa contemporánea argentina. Se citan en forma de ejemplos: Vittorio Pica, crítico de arte y amigo de Ruben Darío; Gabriele D’Annunzio; Ettore Ximenes, escultor y dibujante, quien vivió en Buenos Aires durante algunos años; Carlo Montani, dibujante romano amigo de Pio Collivadino. Por lo que concierne las publicaciones periódicas pertenecientes a la comunidad italiana instalada en la Argentina, las recientes investigaciones de Ignacio Weber (2014) resultan muy interesantes y un indispensable punto de partida.